lunes, 16 de septiembre de 2013

Los tensores




En esta nueva versión suya, los recuerdos habían aflorado de un modo gradual, permitiéndole adaptarse a su nueva condición cuasi amnésica. 
Todo lo que formaba parte de su nueva memoria le había aportado, hasta ese momento, algo positivo, lo suficientemente grato para construir, para ascender peldaños, para ir hacia arriba. 
El descenso a los infiernos parecía asegurado. No era tan iluso como para creer que la memoria estaba formada de un positivismo absoluto. Los saldos negativos entraban en los intersticios, se filtraban como el agua, y formaban parte de la contabilidad; sobre todo, eran los que tensaban las cuerdas del mundo: el fuego y la sombra; las oscuridades eran mayores, y las luminiscencias, telarañas en la visión.